sábado, 7 de septiembre de 2019

Clase 13 - Educacion como derecho

Desde el inicio de la Educación, esta fue concebida como un privilegio de las clases altas gobernantes, siendo estas las únicas que podían acceder a ella. Si bien a lo largo de la historia hubo debates acerca de permitir a las masas populares (salvajes, definidas así por varios pensadores) acceder a este privilegio con los propósitos de ayudar en el desarrollo y crecimiento de una nación, al preparar a la población para los nuevos puestos profesionales. Con la aparición de movimientos independentistas en todo el mundo, revoluciones y surgimientos de nuevas naciones, el sistema educativo tiene un nuevo propósito y responsabilidad: homogeneizar a la población. Es a partir de estos propósitos que una gran mayoría de las masas pudieron acceder a la educación.

Pero, ¿por qué decimos que la educación era un privilegio y no un derecho, como indica el nombre de la entrada? Pues hasta ese entonces, la educación no se consideraba como un derecho humano de todos los individuos.

Pero primero, ¿qué son los derechos humanos?

’’Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles.’’ Naciones Unidas, Derechos Humanos.

Los derechos humanos son el resultado de procesos de luchas de los seres humanos, procesos tales como los movimientos revolucionarios que se dieron durante el siglo XVIII, influenciados por las ideas del Iluminismo. Los derechos humanos son una declaración, un método de defensa que poseen los ciudadanos de una nación ante la posibilidad de que un futuro gobernante viole sus derechos, como ha sucedido con gobernantes antes de la revolución. Los primeros derechos que surgieron tras los movimientos revolucionarios son los conocidos como “Derechos de primera generación”, o derechos civiles y políticos, tales como: el derecho a la libertad, el derecho a la igualdad ante la ley, el derecho a la propiedad privada.

Sin embargo, los movimientos revolucionarios no eliminaron toda la discriminación y explotación sistemática de las naciones. Por eso es por lo que anteriormente establecimos que los derechos humanos son una defensa contra futuros gobernantes, porque como ha sido el caso en Estados Unidos, tras la revolución y la independencia de las colonias norteamericanas, los derechos como libertad e igualdad no eran respetados para la población negra, que seguía viviendo en un estado de servidumbre, principalmente en los estados sureños. Incluso tras la Guerra Civil y la abolición de la esclavitud en el año 1865, la población negra aún veía sus derechos violados por aquellos que estaban en el poder; oficialmente ya no eran esclavos y gozaban de los mismos derechos que el resto de la población, pero la presión y explotación a la que estaban expuestos no era distinta a la que vivían anteriormente.

Como sucedió en Estados Unidos, los individuos que gozaban plenamente de sus derechos recientemente adquiridos eran en mayor parte sujetos del sexo masculino y pertenecientes a una casta blanca. La población negra y las mujeres no reciben ningún tipo de mención en las declaraciones de Derechos Humanos, por lo tanto, no gozaban de su protección, una deliberada omisión de parte de la sociedad. Es entonces que, en 1791, Olympe de Gouges reescribe la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, desde el punto de vista de la mujer nombrado como la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana. En esta Declaración, Olympe de Gouges expone que la violación de los derechos de la mujer es una forma de tiranía de los hombres al mando.

“La libertad y la justicia consisten en devolver todo lo que pertenece a los otros; así, el ejercicio de los derechos naturales de la mujer sólo tiene por límites la tiranía perpetua que el hombre le opone; estos límites deben ser corregidos por las leyes de la naturaleza y de la razón.”


La violación u omisión de los derechos de los individuos de una sociedad, no es más que la opresión de aquellos individuos privilegiados, que gozan de estos privilegios, no derechos, pues los derechos son universales y velan por el bienestar de todos los individuos, sin excepción alguna. Entre los privilegios se encontraba la educación, que hasta la llegada de los Derechos de Segunda Generación o “derechos económicos, sociales y culturales”, no era considerada un derecho de toda la población. Entre estos nuevos derechos se hallaba: el derecho al trabajo, el derecho a la salud y el derecho a la educación.

A fines del siglo XX, surgieron los Derechos de Tercera Generación, también llamados Derechos Colectivos, de los Pueblos o Solidarios. No se centran en el individuo en sí mismo, sino en él dentro de una sociedad, como parte de la humanidad. Hacen referencia a tres tipos de bienes: paz, desarrollo y medio ambiente. En cuanto a su aplicación dentro de la educación, se ven reflejados en el derecho a la educación multicultural, a la enseñanza en la lengua nativa y la educación ambiental.

Dentro del recorrido histórico de la adquisición de derechos a lo largo de la historia mundial, pero centrándonos específicamente en la Argentina, podemos decir que hubo una cierta imposición de derechos cuyo objetivo era la construcción del ciudadano argentino, homogeneizar la población, la cual estaba constituida en gran cantidad por inmigrantes europeos. Por el otro lado, durante la dictadura militar hubo sustracción de derechos mediante el terrorismo de Estado, la tortura y desaparición de personas. Podemos decir que uno de los derechos violados, de los más importantes y que rige desde el nacimiento, es el derecho a la identidad, el cual le ha sido negado a todos los bebés, niños y niñas que fueron sustraídos de sus padres y familias para ser entregados a amigos y familiares de las fuerzas militares. También hubo, de acuerdo con el texto, un desmantelamiento del proyecto pedagógico que se encontraba vigente desde el siglo XIX, ya que para la dictadura la escuela pública era parte de la ideología “subversiva”, es por ese motivo que se buscó la fragmentación del sistema educativo y de esa idea de igualación de todos los ciudadanos.

El plan sistemático de fragmentar y descentralizar la educación pública fue iniciado por la dictadura militar y profundizado en la década del 90 por el gobierno de Carlos Menem y sus reformas neoliberales. Con la Ley de Transferencias (1991), los secundarios y terciarios pasaron a las diferentes provincias, las cuales no contaban con el presupuesto para mantenerlas, lo que provocó una profunda desigualdad entre los sistemas provinciales. También se profundizó en la privatización de la educación (entre muchas otras) y se adoptaron las políticas educativas requeridas por el FMI y otros organismos internacionales.

El derecho a la educación se ha visto vulnerado a través de los años, acompañado de la pobreza que las políticas neoliberales han dejado en nuestro país, dejando a los individuos de las clases bajas fuera de la sociedad, despojados de sus derechos primarios. Esto hace que los docentes sean quienes tienen que “restituir” derechos, especialmente, el derecho a la educación. El texto plantea que se deben cambiar las propuestas pedagógicas en las que los alumnos son vistos como un “peligro social”, lo hace que se perpetúe y normalice la pobreza. Es por eso por lo que se debe cambiar la visión, y la escuela les debe ofrecer oportunidades para cambiar, transformar el futuro de esos alumnos que son condenados por la sociedad desde su nacimiento sólo por su condición social y económica. Y es ese futuro el que el docente debe tratar de construir junto a ellos, empezando por no reproducir la desigualdad e injusticia en la que se ven envueltos día a día.


No hay comentarios:

Publicar un comentario