En nuestra última clase revisamos unos cuantos documentos
tales como “Saberes coordinados y aprendizaje basado en proyectos: hacia una
enseñanza compartida para lograr aprendizajes integrados”, y el
documento de la Secretaría de Innovación y Calidad Educativa, que propone una
“nueva” secundaria para el 2030 “MOA (Marco de Organización de los
Aprendizajes para la Educación Obligatoria Argentina)”
Ambos, establecen pautas y normativas que determinarán la
forma en que se lleve a cabo el proceso de enseñanza dentro de las escuelas,
junto con los propósitos y objetivos que esperan alcanzar. En el caso del
primer documento, se trata de una propuesta donde todas las materias y los
conocimientos de estas trabajan en conjunto para conformar un conocimiento más
enriquecido, abordado desde distintas perspectivas. Esto no es algo que sucediera
en todas las escuelas, por lo tanto el conocimiento solía verse encasillado
dentro de una materia independiente, aislado de todo lo demás que podría
enriquecerlo. Al publicar el documento, no solo se piensa en integrar todas las
materias unas con otras, sino que también se trabaje en base a proyectos.
A diferencia de las unidades que solemos preparar y
presentar a nuestros estudiantes, los proyectos son algo que se construye
participativamente, que hasta puede nacer
de ellos, siendo los proyectos una forma de investigar y buscar soluciones
para problemáticas sociales. Por lo tanto, las problemáticas pueden ser
propuestas por los estudiantes mismos, y sería un trabajo que los entusiasme
mucho más.
Nadie realmente tiene un problema con esto, los únicos
inconvenientes serían materiales: para trabajar de esta forma, se menciono que
seria mejor tener cursos más reducidos (menos de 30 alumnos) para poder
entablar una mayor interacción. Lo que se necesitaría, con más urgencia, es un
docente que esté abocado a una sola institución, sería bastante problemático
desarrollar proyectos en diversas escuelas, en algún punto uno de los proyectos
no recibirá la atención que se merece.
Una peculiaridad que aparecen en estos documentos es el uso
de la palabra "competencia", y que la educación se centrará en
desarrollar las competencias de los estudiantes.
El texto de Cullen, "Competencias y saberes
productores de inclusión social" comienza haciendo una reseña
histórica sobre la palabra “competencias”. Ésta palabra ya no es ajena a
nosotras, ya que nos hemos encontrado con este concepto a lo largo de la
cursada en los diferentes textos a tratar. Competencia es una palabra que va
unida al neoliberalismo y a la visión de mercado. Como ya hemos mencionado en
el post sobre Calidad Educativa, esa concepción de oferta-demanda en cuanto a
las instituciones escolares, hace que se cree una competencia entre las
instituciones. En este tipo de educación por competencias el centro es el
sujeto, al cual el autor refiere como capital humano. En esta visión de
educación por competencias, el conocimiento no es importante, a lo que apunta
es al saber ser y el saber hacer, habilidades y comportamiento, y
principalmente a actitudes que parecen sacadas de un slogan empresarial como
eficiencia, trabajo en grupo, iniciativa, responsabilidad. La educación pasa
ser algo así como una capacitación, forma al estudiante de acuerdo a las
necesidades del mercado, forma a un ser empleable.
Una de las competencias a desarrollar es el llamado pensamiento
crítico. Pero, ¿qué es el pensamiento crítico?
El pensamiento crítico es un proceso que se propone analizar, entender
y evaluar la manera en la que se organizan los conocimientos que se pretenden
interpretar y representar en el mundo, en particular las opiniones o
afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas.
Pensamiento crítico vs Pensamiento único.
En la entrada anterior trabajamos con el texto de Sirvent y
las distintas pobrezas que existen en nuestra sociedad, siendo una la más
pertinente a nuestro ámbito profesional: La
pobreza de comprensión o entendimiento. Esta pobreza le impide a las
personas desarrollar lo que sería el pensamiento crítico, la dificultad de
reflexionar sobre la información que recibimos en nuestra vida cotidiana y que,
a través de los medios de comunicación, es una cantidad abrumadora que debe ser
tratada con precaución. Esta precaución o reflexión no ha sido desarrollada por
las personas, por lo tanto terminan cayendo en el pensamiento único.
Es aquí donde entra en juego nuestro papel como docentes;
agentes de cambio o agentes de conservación del pensamiento único. Sea cual sea
nuestro posicionamiento, nosotros debemos ayudar a los estudiantes para
construir su propio desarrollo crítico, y aunque es una tarea difícil, es parte
de nuestro deber. Debemos luchar y asegurar una educación que rompa con la
domesticación y que lleve a la libertad e igualdad.
“Sería en verdad una
actitud ingenua esperar que las clases dominantes desarrollasen una forma de
educación que permitiese a las clases dominadas percibir las injusticias
sociales en forma crítica” - Paulo Freire.